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Política y movilización por la paz en Colombia

Política y movilización por la paz en Colombia

Las numerosas acciones de violencia que han ocurrido durante medio siglo en Colombia, además de despertar niveles diferenciales de conciencia acerca del problema, han contribuido a dinamizar la estructura social del país. Es obvio que cualquier actividad social, sin que importe su naturaleza, contribuye a darle un perfil particular al medio social en que se desarrolla.

 

 

Una expresión significativa de los movimientos sociales es aquella que se da en rechazo a la violencia y en procura de condiciones para el establecimiento de paz. En el caso colombiano, el conflicto armado ha producido una amplia estructura social (1) que se ha movilizado en este sentido en forma continua durante las tres últimas décadas (ver Gráfico 1), aunque con variaciones en sus estrategias, sus actores, su percepción del conflicto y su comportamiento territorial.

 

 

Si bien esta movilización por la paz conforma una amplia y diversa expresión social, debe ser entendida, en el contexto político del país, como campo social dotado de tensiones y disputas en torno a las visiones de paz y los medios promovidos para alcanzarla. Pero a la vez es importante reconocer que, en medio de las situaciones de violencia generadas por la disputa territorial y el conflicto armado, existe una sociedad que rechaza el uso de las armas y la violencia para el ejercicio del poder, y que trabaja en el sentido de una paz positiva (2).

 

Es así que, a medida que el conflicto armado ha ido involucrando municipios y departamentos, con perjuicio para diversos sectores sociales, en esa misma medida la movilización por la paz se ha ido activando territorialmente, en ámbitos rurales y urbanos, involucrando a campesinos, mujeres, indígenas, negritudes, jóvenes, empresarios, sindicalistas, funcionarios públicos, etcétera.

 

No es gratuita la coincidencia geográfica entre el mapa de la guerra y el mapa de la paz (ver mapa), como tampoco es coincidencia que la sociedad colombiana se haya movilizado tan ampliamente, en un país donde el conflicto ha sido caracterizado por los analistas como una guerra contra la sociedad (3).

 

Los grandes cambios en la movilización por la paz

 

Un primer gran cambio de la movilización se da en los tipos de acción colectiva. Durante la década del 90, la movilización por la paz presentó un crecimiento y una diversificación de su repertorio de acción (ver Gráfico 1) que alcanzó en 1997 su punto máximo, en que los encuentros, foros y seminarios, y las campañas y acciones educativas representaban el tipo de acción predominante. Este tipo de acción se enmarca en una estrategia que propendía por generar espacios de información, encuentro y debate en torno a la paz, apuntando a la transformación de referentes culturales y de promoción de la no violencia (4).

 

Sin embargo, a partir de 1998, este tipo de acciones comenzó a disminuir notoriamente, hasta el punto de ser sobrepasadas en 1999 por las acciones de protesta, como lo son las marchas, además de concentraciones, paros, huelgas, tomas y bloqueos. De este conjunto, son las marchas y concentraciones el tipo de acción más representativo en el conjunto de la movilización. Esta forma de acción, que venía en aumento desde 1996, se configuró como acción colectiva por la paz de mayor recurrencia, alcanzando en los años 1998,1999, 2004, 2007, 2011 y 2012 sus puntos más importantes. El año 2007 representa el punto máximo de marchas y concentraciones, con un total de 91 hechos registrados (ver Gráfico 2).

 

 

Un segundo gran cambio tiene que ver con los motivos o razones por las cuales los actores sociales despliegan su repertorio. Los motivos pueden clasificarse, en primer lugar, en aquellos que denuncian y/o rechazan la violencia, el conflicto armado y las violaciones de Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH); y, en segundo lugar, aquellos que buscan alternativas, promueven la paz, las negociaciones y los diálogos en el marco del conflicto armado.

 

Siguiendo esta clasificación, el análisis del período 1998-2012 muestra que la promoción de la paz y la búsqueda de alternativas, que habían tenido un crecimiento importante como motivos de la movilización por la paz durante la década del 90, empezaron a sufrir una caída a partir de 1999. Este cambio estuvo marcado por las marchas del “No más”, en rechazo a los secuestros y retenciones realizados por la guerrilla. Por su parte, el motivo de asesinatos, masacres y desapariciones empezó a ganar ventaja, dentro de los motivos relacionados con las infracciones al DIH y violaciones a los Derechos Humanos, entre los años 2004 y 2007 (ver Gráfico 4), coincidiendo en buena parte con los períodos presidenciales de Álvaro Uribe Vélez.

 

Cabe anotar que las marchas y concentraciones, uno de los tipos de acción colectiva más recurrente, tuvo como principal motivo los asesinatos, masacres y desapariciones, presentando un ascenso entre 2003 y 2007 y un segundo pico en 2011 (ver Gráfico 3). A esta tendencia se suma el motivo por la inseguridad y violencia generalizada, con momentos importantes en 1998, 2002 y 2011. En este orden de ideas, la movilización por la paz también ha tenido durante el período de análisis una relevante concentración en motivos de rechazo al secuestro y las retenciones arbitrarias. Así, el cambio experimentado consiste en una mayor concentración en el rechazo a las situaciones relacionadas con la violencia y el conflicto armado, en contraste con el período de los 90, cuya tendencia fue a la promoción de la paz y la búsqueda de opciones.

 

 

El tercer gran cambio de la movilización por la paz se da en el comportamiento de los actores. En este campo se observan dos grandes tendencias. Por una parte, la forma como los actores institucionales regionales, las alcaldías municipales y las gobernaciones departamentales se fueron involucrando en la movilización por la paz, liderando la convocatoria a los distintos eventos. Así, este sector se fue destacando junto a las organizaciones sociales, organizaciones por la paz, iglesias, que tradicionalmente han liderado el movimiento por la paz. La participación de las alcaldías y gobernaciones ha estado vinculada al rechazo de las situaciones de violencia, como asesinatos, masacres, desapariciones, secuestros y retenciones, dando cuenta de la propensión de la institucionalidad pública a incorporar en sus discursos el tema de la paz. Por otra parte, la movilización social ha visto, durante el período analizado, la emergencia de sectores sociales como víctimas, pobladores urbanos y mujeres.

 

En un contexto más amplio, estos grandes cambios responden a las dinámicas del conflicto armado, a los escenarios de negociación que se abren o se cierran con los actores armados ilegales, y asimismo a las tensiones que emergen de las políticas de los gobiernos en turno, así como de las posturas de los sectores sociales frente a la guerra y la violencia, configurando así un campo complejo y conflictivo.

 

La paz como campo de la política

 

El proceso de movilización por la paz se inscribe en el proceso político del país. El período que aquí se aborda da cuenta de las grandes variaciones en el carácter de la movilización desde finales de los años 90, pero lo relevante en ello es considerar la conexión existente entre estos dos escenarios, el de la paz y el de la política.

 

 

La creciente movilización social de finales de siglo (ver Gráfico 1) coincidía ampliamente en una salida política y negociada del conflicto armado. De hecho, el Mandato Ciudadano por la Paz (5) atrajo a 10 millones de sufragantes en las mesas de votación de 1997, como una clara muestra de la opinión ciudadanía en aquel entonces. Tal opinión favoreció en sus aspiraciones presidenciales (1998) al candidato Andrés Pastrana Arango, quien enfatizó en su discurso electoral el tema de la paz. El proceso de negociación en Caguán entre 1999 y 2002 representó inicialmente esta salida, pero al ser un proceso fallido volcó 180 grados la opinión pública, que consideró la salida negociada un recurso agotado y prefirió recurrir a la vía militar para resolver el conflicto. De modo que para las elecciones presidenciales de 2002, la favorabilidad del electorado fue para Álvaro Uribe Vélez, que enarboló el discurso de la seguridad y el aniquilamiento de la insurgencia; cuatro años no fueron suficientes, por lo que la repetición inmediata de período presidencial fue el gran espaldarazo de la opinión nacional a la propuesta de Uribe.

 

La movilización por la paz de la primera década del nuevo siglo expresó en su interior estas tensiones sociales frente a los métodos para resolver el conflicto. En términos generales, la predominancia de la estrategia de protesta contra la violencia (marchas y concentraciones) de estos años contenía dos principales vertientes: rechazo a la práctica del secuestro por parte de las farc-ep (6), por un lado, y denuncia de situaciones de inseguridad y violencia generalizada, y asesinatos, masacres y desapariciones, por el otro (ver Gráfico 3). La primera, de carácter más urbano; la segunda, más rural. La primera, haciendo eco del discurso oficial de desprestigio de la insurgencia; la segunda, en la voz de sectores sociales marginados y víctimas del conflicto.

 

Estas fuerzas se debatieron de nuevo en 2010, cuando los resultados a favor de Juan Manuel Santos dieron cuenta de la persistencia de la opinión a favor de la política de seguridad liderada por su antecesor. Pero desde el mismo discurso de posesión de Santos (7), la opinión se vio sorprendida con la intencionalidad del recién electo presidente de avanzar en el tema de paz. Ello abrió un nuevo escenario político en el cual los sectores afectos a la salida negociada aumentaron el volumen de sus demandas, e incluso sectores políticos alineados con el uribismo hoy se reagrupan en torno a la unidad nacional propuesta por el actual mandatario, respaldándolo en sus pretensiones y sugiriendo adicionalmente una posible reelección (8). La legislación en materia de paz, impulsada por el gobierno de Santos (como el Marco Jurídico para la Paz, la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, la reforma a la Ley de Justicia y Paz), da pista a esta intención reeleccionista.

 

Así, en el umbral del período comicial para el 2014, y abiertas conversaciones exploratorias entre el Gobierno y las farc, el discurso de la paz se pone de nuevo en el escenario como instrumento de la política electoral. La tarea no es fácil para Santos, quien tendrá que convencer a dos grandes sectores de la opinión para consagrarse como el Presidente de la paz: al sector que sostiene la solución militar del conflicto, liderado hoy por las filas del uribismo, y al que insiste en la solución negociada pero que todavía no considera a Santos como depositario de su voto y su confianza. Las variaciones en estas posiciones van a depender de los avances y resultados en las políticas de gobierno, y de los logros en el escenario de diálogos que se han abierto. Otras opciones presidenciales que surjan en el camino tendrán que blandir sus argumentos de guerra y paz frente a los sectores de opinión si quieren aspirar a solio en el próximo período.

 

1 García Durán, M. (2006), Movimiento por la paz en Colombia, 1978-2003, Bogotá, Cinep, p. 203.

2 Johan Galtung se refiere a la “paz negativa” como la ausencia de violencia directa, en el sentido de violencia física, y la “paz positiva” como superación de las condiciones estructurales y culturales que la generan (1985) Sobre la paz, Barcelona, Fontamara.

3 Pécaut, D. (2001), Guerra contra la sociedad, Bogotá, Espasa.

4 García Durán, M. (2006), op. cit., p. 116.

5 El Tiempo (1997, 15 de abril), “Se abre paso Mandato Ciudadano por la Paz” [en línea], disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-537893, recuperado: 22 de agosto de 2012.

6 Una amplia convocatoria por las redes virtuales para el 4 de febrero de 2008 marcó un hito de estas movilizaciones en Colombia. El Tiempo (2008, 31 de enero), “La marcha del 4 de febrero contra las farc nació como un foro en internet y ya está en 163 ciudades” [en línea], disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-3941050, recuperado: 22 de agosto de 2012.

7 Revista Semana (2010, 7 de agosto), “Discurso completo de posesión de Juan Manuel Santos” [en línea], disponible en: http://www.semana.com/politica/discurso-completo-posesion-juan-manuel-santos/142792-3.aspx, recuperado: 22 de agosto de 2012.

8 Diario La Opinión (2012, 17 de agosto), “Se mueven los apoyos para la reelección de Santos” [en línea], disponible en: http://www.laopinion.com.co/noticias/index.php?option=com_content&task=view&id=402024&Itemid=31, recuperado: 22 de agosto de 2012.

*Investigadores del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep).

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