El próximo 28 de enero de 2013 se cumplen 160 años del nacimiento de José Julián Martí Pérez. La vida, la obra, el pensamiento de Martí, aún no se reconocen en su infinito valor para pensar y obrar en medio de la colosal crisis de nuestros tiempos. En Colombia, sumida en un terrible proceso de degradación moral y descomposición del ejercicio de la política, este desconocimiento tiene consecuencias prácticas.
En el año 2013 se ha previsto la realización de un conjunto de actividades de conmemoración viva que tendrán lugar en diversas geografías de nuestra América y el mundo. En La Habana se inaugurará el 28 de enero la Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo, para divulgar su realización, y compartir su extraordinario saber sobre José Martí y su significado actual, vino a Colombia el poeta y subdirector de la sociedad cultural José Martí, con asiento en La Habana, Carlos Rodríguez Almaguer, quien en el marco de la Conferencia Internacional coordinará el Foro Juvenil: El hombre nuevo para el mundo nuevo. Carlos es un hijo destacado de los logros culturales y educativos de la Revolución Cubana, un hombre espigado en la naturaleza prodigiosa del oriente de la isla, en Manatí, un espíritu poético que cantó los versos martianos antes de aprender a leer, se enamoró de la historia de Cuba antes de ser adolescente y hoy encarna la pureza de los ideales que Martí sembró.
¿Por que estudiar a Martí hoy?, le preguntamos, y con el timbre sincero y entusiasta de su voz labrada en el estudio, la labor abnegada, y los valores vibrantes del deber y el entusiasmo hacedor de un mundo nuevo, nos respondió: “Nos han secuestrado la historia, la han tergiversado, cuando no la han reducido a fetiches y cronologías que nada nos dicen. Debemos rescatar nuestro pasado. La historia de gloria y dolor la hacen los hombres con ideas, los seres que encarnan una ética, y esa ética es la que queremos enseñar a toda costa porque es la que puede variar las cosas, liberar a niños y jóvenes encarcelados hoy en paradigmas culturales que los reducen, les cortan las alas, los confunden. ¡Hay que tener sangre de horchata, hielo en las venas, para no levantarse frente a tanta ignominia! Cada época trae consigo su propia manera de intepretar la historia y los héroes. Por eso Martí no muere ni envejece, porque cada generación le da vida otra vez al encarnar valores y sentimientos”.
Félix Varela, el maestro del maestro del maestro del maestro de Martí, señaló: “Tengamos las escuelas y Cuba será nuestra”, requerimos un trabajo paciente para lograrlo. Precisamos que los que nos escuchen, además de entender, vibren; si no logramos que vibren, nada hemos hecho”.
Le confiamos a Carlos, el maestro fraguado en lo mejor de la tradición ética, que palpita en Cuba, una experiencia que para nosotros, en la minga de siembra del espíritu de Martí, ha sido reveladora: la manera como dos abuelos nativos, José y Juan, del pueblo Muisca y el pueblo Misak, respectivamente, escucharon la palabra de Martí y la acogieron como la voz de los abuelos que sostienen su obra de amor a la tierra, la comunidad y la resurrección de nuestros pueblos ancestrales. “Esa palabra es nuestra palabra”, nos dijeron. Y Carlos, veloz, señala: “Martí dice que del mismo golpe que se paralizó al indio se paralizó a América. Y no comenzará a andar América hasta que el indio se eche a andar”.
Le preguntamos entonces a este recreador excepcional del pensamiento de Martí por una certidumbre a la que hemos llegado al reflexionar sobre el significado del Apóstol: la naturaleza ética y espiritual de su trasegar y su siembra. Y Carlos, mirándonos a los ojos, nos responde: Martí fue una criatura espiritual. Pensó en las esencias, las esencias de los hombres, que son iguales en todas las épocas y lugares: “Los que aman y fundan, los que odian y deshacen. Martí llevó su espiritualidad a la política y a sus concepciones pedagógicas”.
Y complementó su respuesta con una sentencia martiana: “Hay un cúmulo de verdades esenciales que caben en el ala de un colibrí y son al mismo tiempo las claves de la paz pública, la elevación espiritual y la grandeza patria”. Tenemos que recordar lo que Martí nos enseñó: ‘El odio no funda, sólo el amor engendra maravillas; no se aprende bien sino lo que se descubre”.
“La vida –nos dice Carlos– nos sitúa en escenarios en lo que siempre debes optar y las decisiones son éticas. Nunca me he puesto a pensar qué hubiera hecho Martí. Eso sería adivinar y caería en el plano de la especulación. Pero si sé, porque conozco su carácter, lo que nunca hubiera hecho. Y eso es suficiente para salvarse. Y eso que te digo como hombre lo pienso también como país. ¿Qué hubiera hecho Martí ante los desafíos que ha enfrentado la nación cubana? Eso no lo sabemos, pero sí sabemos qué no hubiera hecho, y eso es bastante para hacer un pueblo grande.
En la época de Martí, los desafíos culturales no eran tan grandes comparados con los de hoy, por el nivel de penetración que ha alcanzado la cultura dominante por el desarrollo científico-tecnológico, sobre todo en la comunicación. Martí comprendió la cultura como “la profunda labor del hombre en el rescate y sostén de su dignidad”. Y agrega: “Ser culto es el único modo de ser libre” y “ser bueno es el único modo de ser dichoso”, nos dijo. ¿Y qué es ser bueno? Es la capacidad de darse a los demás sin esperar nada a cambio, la capacidad de experimentar un regocijo enorme al servirles a los demás, y esa es la espiritualidad”. Daisaku Ikeda, el maestro humanista japonés, en diálogo con Cintio Vitier, señaló alguna vez que Martí era el pensador de Occidente que de manera más profunda había captado las esencias del budismo.
En este sentido, Martí permanece vigente para todo el mundo, pero para nadie es tan vigente como para los pueblos de Nuestra América, en especial en este tiempo en el que nuestros pueblos tienen la oportunidad cierta de la emancipación: una oportunidad que ni Bolívar tuvo. Y no vamos a tener otros 500 años. ¡Es ahora o nunca! Todo esto tiene mucho que ver con la cultura y la escuela, y no se trata de catequizar; basta conocer nuestro pasado”.
Así cerramos la conversación con Carlos Rodríguez Almaguer. Su visita significó un formidable ramalazo de claridad y energía en estos tiempos de ruido y confusión.
Informes Conferencia Internacional: Por el equilibrio del mundo. La Habana, 28 de enero de 2013: www.porelequilibriodelmundo.com
Informes: La Memoria de la Luz y el Amor sin tregua. Bogotá, 28 y 29 de de enero de 2013, Biblioteca Luis Ángel Arango
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