Con Cuba como foco del debate –que su bloqueo finalice y la isla se integre al sistema interamericano– y sin Puerto Rico –que permanece como una estrella más de la principal potencia mundial–, el pulso presidencial regional que tendrá como epicentro a Cartagena en este abril pudiera ser el punto de quiebre del absolutismo de los Estados Unidos en el continente. Restricciones comerciales, Malvinas, narcotráfico, son discusiones menores de una agenda mayor. Colombia hace malabares para que las formalidades mantengan la apariencia. Los llamados gobiernos progresistas tienen la palabra.

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