El estado de la biodiversidad en América Latina no sólo es local, reflejando lo que ocurre en cada selva, páramo o playa, sino que con más frecuencia está condicionado por la geopolítica global. Esa dimensión internacional no debe pasar desapercibida.
Es así que los cambios en los mercados globales pueden incidir en la biodiversidad regional. Por ejemplo, el pasado 17 de julio el precio del oro llegaba a un nuevo récord de 2.474 dólares por onza, un pico en un largo periodo de incremento de precios. Ese mineral es refugio de capitales financieros en momentos de crisis o incertidumbre, como actualmente sucede con las tensiones entre China y EE.UU., la guerra Rusia-Ucrania o en Palestina. La apetencia por el oro no puede ser atendida en su totalidad por la gran minería formal y empresarial, y es entonces donde entra en escena la minería artesanal o de pequeña escala. Ese tipo de minería se multiplica para satisfacer esa demanda, lo que a su vez tiene grandes impactos sociales y ambientales (1). Al mismo tiempo, está articulada a economías ilícitas, que también afectan severamente los derechos y el ambiente (2).
La ilegalidad o informalidad que caracteriza a esta pequeña minería, usualmente es una desventaja, por las trabas, por ejemplo, a mejores tecnologías, o los riesgos de controles y sanciones estatales, incrementando el riesgo de sus operaciones. Pero al mismo tiempo facilita ingresar a áreas ambientalmente protegidas o territorios indígenas, moviliza con más agilidad capitales, maquinaria y personal, y logra esquivar controles y sanciones estatales. Es está minería la que ha crecido en el último quinquenio de forma exponencial en varios países amazónicos, aprovechando la débil institucionalidad estatal o la permeabilidad de esta a la influencia económica y política de estos actores.
Un caso ilustrativo es Bolivia, el país con el mayor ascenso en el ranking de las naciones proveedores de oro en el mundo en los últimos 12 años y el principal importador global de mercurio mundial, el elemento decisivo para separar ese mineral (3). El crecimiento de la minería del oro, principalmente aluvial, amenaza algunas de las zonas más biodiversas del continente como es el corredor de conservación Madidi-Pilón Lajas-Apolobamba-Cotapata (que alberga 57 especies endémicas, 13 especies en peligro y 7 especies en peligro crítico de extinción). Este corredor incluye cuatro áreas protegidas de interés nacional y territorios de al menos 5 pueblos indígenas (Lecs, Pukina, Uchupiamona, Tacanas y T’simane Mosetene). En este corredor de conservación, al 2020, se identificaron 1.066 operaciones mineras afectando una superficie de 259.794 hectáreas.
El límite máximo de mercurio establecido a nivel internacional es de 1 parte por millón (ppm). En la Amazonia de Bolivia, en las cuencas de los ríos Beni y Madre de Dios, se registran valores que van de 1,9 a 9,7 (4). Es una escandalosa contaminación de aguas y suelos, de muchas especies locales, y de las personas. Sin embargo, el gobierno boliviano en lugar de aplicar controles o restricciones ambientales, sea de la minería o su comercialización, minimiza esos efectos; el Ministro del Ambiente declaró que jugaba con mercurio de niño y puso en duda sus efectos nocivos (5). No sólo eso, sino que alienta extraer más oro, aprobando una reciente ley de compra de oro para las propias reservas del país (Ley No 1503).
Una situación similar ocurre con otros recursos naturales provistos desde el sur. En el caso de los hidrocarburos, el aumento del precio, impulsado inicialmente por la guerra Rusia-Ucrania y las sanciones comerciales aplicadas al primero, y posteriormente por los conflictos en Medio Oriente, ha exacerbado la exploración y explotación de hidrocarburos en todo el mundo, incluida Sudamérica.
Nuevamente Bolivia ofrece un ejemplo de esas consecuencias en zonas muy ricas en biodiversidad. En la amazonia de ese país, las exploraciones en el llamado bloque Nueva Experanza, ya desde 2018 son señaladas por sus potenciales impactos no solo sobre la selva, sino también en comunidades, por la afectación en la recolección de castaña, principal bien económico y sostén económico de la región, y en pueblos indígenas no contactados.
A pesar de estas alertas, la exploración petrolera en la amazonía boliviana continuó. Algunas semanas atrás, se anunció el descubrimiento de un nuevo campo gasífero en el bloque Lliquimuni, un enclave que también se superpone con el corredor de conservación Madidi-Pilón Lajas-Apolobamba-Cotapata ya mencionado. Su explotación implicará inmediatamente tres nuevos pozos y la construcción de infraestructura caminera, y alrededor de 200 km de gasoductos (6).
Al mismo tiempo, los potenciales impactos no sólo actúan sobre el ecosistema de selvas, sino que afecta el ciclo hídrico de estas regiones. Es el caso de la Reserva de Flora y Fauna Tariquía, en el sur de Bolivia, en la frontera con Argentina, que es objeto de exploración por la brasileña Petrobras y la boliviana Ypfb Chaco (7). El sitio no solo salvaguarda un tipo particular de bosque, sino que además es cabecera de una cuenca. En efecto, desempeña un papel central en el ciclo hidrológico del sur de Bolivia y el norte de Argentina.
Finalmente, la pugna geopolítica entre las potencias ahora también gira alrededor del garantizar el acceso a ciertas materias primas, ahora calificadas de estratégicas, donde muchas son necesarias, por ejemplo para la electromovilidad. Sería una supuesta transición energética que pretende dejar atrás la dependencia de combustibles fósiles. Así se inició una carrera por el lito, el mineral clave para fabricar baterías. Se exploran nuevos yacimientos o se potencia la explotación de los conocidos. Esa es la presión sobre el “triángulo del litio”, zona semidesértica con multiplicidad de salares y lagunas saladas ubicado entre el norte chileno, noroeste argentino y el suroeste boliviano, que contaría con las mayores reservas mundiales.
La extracción del litio está generando y generará importantes impactos en estos frágiles ecosistemas en los que el delicado equilibrio entre aguas fósiles y modernas, aguas dulces y salobres, es lo que permite la existencia de múltiples especies de flora y fauna muy relevantes. Son espacios donde vive una diversidad de especies, desde los llamativos flamencos hasta las denominadas extremófilas, que podrían tener un rol relevante en la adaptación al cambio climático.
Esta asociación entre eventos geopolíticos y el incremento de impactos en ecosistemas ricos, sirve para demostrar íntimas asociaciones entre escalas, dinámicas y circunstancias que no siempre se abordan en conjunto. En los conflictos bélicos, se enumeran por ejemplo los impactos sobre la vida humana por el número de víctimas. Pero hay además distintas consecuencias que tienen repercusiones globales, incluso en ocasiones multiplicándose mutuamente, hasta desembocar en la biodiversidad latinoamericana. Son consecuencias que incluso pueden tener mayor intensidad en el mediano y largo plazo.
A manera de conclusión, entonces, se puede afirmar que la comprensión de las causas de fondo del deterioro de importantes ecosistemas pasa por reconocer estos fenómenos globales; así como prevenir, evitar o mitigar en alguna medida estos impactos conlleva abordar e incidir de distintos modos en esas problemáticas internacionales. ν
1.Puede consultarse Monitoring of the Andean Amazon (MAAP), https://www.maaproject.org/gold-mining/ y la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg) https://www.raisg.org/es/
2. Un ejemplo en Amazon Underworld, https://amazonunderworld.org/es.html
3. El negocio del Mercurio en Bolivia, O. Campanini, CEDIB-LaLibre, 2020. En: https://www.cedib.org/biblioteca/el-negocio-del-mercurio-en-bolivia/
4. Total mercury in indigenous communities of the Bolivian Amazon, W. Peñates Hernández y colab., 2023, 2023 SOT Annual Meeting and ToxExp, Nashville, Tennese, USA.
5. Ministro de Medio Ambiente dice que jugó con mercurio cuando era niño y pone en duda sus efectos. Los Tiempos, 1 de septiembre, 2023, en: https://www.lostiempos.com/actualidad/pais/20230901/ministro-medio-ambiente-dice-que-jugo-mercurio-cuando-era-nino-pone-duda
6. Los Tiempos (2024) YPFB construirá un ducto de 200 kilómetros y planta de gas para explotar Mayaya. Los Tiempos, 21 de julio. En: https://www.lostiempos.com/actualidad/economia/20240721/ypfb-construira-ducto-200-kilometros-planta-gas-explotar-mayaya
7. Tariquía en Emergencia. El impune ingreso de las petroleras en la zona núcleo de la Reserva. J. Campanini T., DeLiberar, 2024(2), 74
*Investigador en el Centro de Información y Documentación Bolivia (Cedib).
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