Los días 25 y 26 de febrero de 2016, varias explosiones sucesivas de grisú mataron a 31 mineros y a 5 socorristas en el pozo de Severnaya, a unos diez kilómetros de Vorkutá, la inmensa ciudad rusa del carbón construida a 67 grados de latitud norte. La inundación necesaria para extinguir el fuego duró varias semanas y las operaciones de bombeo lanzadas en junio podrían continuar todavía seis meses más. Un millar de mineros tuvieron que ser provisionalmente reasignados a una de las cuatro minas que siguen funcionando. Ya se cerraron ocho pozos desde 1991. El complejo Vorkutagol sólo cuenta con 7.000 asalariados (1), contra 45.000 en plena explotación en 1967.
Vorkutá, la ciudad fantasma
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