Descripción:
Edición Le Monde diplomatique, edición Colombia Nº109, marzo 2012
Lo deseable no es cultivar el respeto por la ley sino por la justicia.”Del deber de la desobediencia civil”,Henry David Thoreau
Decía Martín Fierro: “Las leyes son como el puñal, no lastiman al que las empuña”. En América Latina, muchas de las leyes que emergen y se legitiman bajo gobiernos elegidos ‘democráticamente’ no responden a las prioridades económicas, políticas y culturales de los pueblos que allí habitan; responden, por el contrario, a una dinámica de fortalecimiento del neoliberalismo planteada por organismos económicos internacionales. Esto no es, por supuesto, una novedad en teoría crítica; sin embargo, si pensamos que buena parte de la región tiene gobiernos que se pueden considerar dentro del espectro de la izquierda y que, a pesar de ello, tal situación continua vigente, podemos avizorar uno de los cuestionamientos más importantes que ofrece el libro luego de un análisis sobre la estructuración del neoliberalismo en Latinoamérica y la forma como logra mimetizarse en proyectos que le son críticos en el discurso pero obsecuentes en la práctica.
La metáfora del puñal alude también al monopolio legítimo de la violencia, el cual, en este nuevo tránsito del capitalismo, “ya no le pertenece ni a la sociedad ni al Estado sino a las corporaciones y al capital financiero” (pág. 17). El autor expone que, en aras de la protección y el crecimiento del capital, se han generado: violaciones de derechos humanos, desplazamientos, sobreexplotación laboral, criminalización de diferentes sectores sociales, corrupción, contaminación ambiental y un extenso etcétera en el que resuenan diferentes lógicas del colonialismo (en ese mismo sentido, existe también el libro de Renan Vega Los economistas neoliberales: nuevos criminales de guerra. Bogotá, 2010), que se resguarda en la “cooperación internacional” bajo discursos como la superación de la pobreza, “lo que no se dice es que la pobreza es inherente al desarrollo mismo del capitalismo y que los proyectos que financia el Banco Mundial no sólo provocan más pobreza sino que [además] apelan a la violencia para sostenerla, y en aquellos lugares en los que interviene las sociedades quedan fracturadas de manera irremisible y los conflictos sociales se agudizan y exacerban” (pág. 27).
Todo esto sucede bajo el amparo de los Estados que posibilitan la implementación de tales políticas. Quienes posibilitan por lo mismo la implementación de la guerra. De allí que Dávalos retome el concepto de “acumulación por desposesión”, de David Harvey, para entender esta lógica: “Como dice Héctor Mondragón, no hay desalojos porque hay guerra. Hay guerra para que haya desalojos” (Pablo Dávalos. “Violencia y crueldad en el Estado de Derecho. Le Monde diplomatique número 106, noviembre de 2011). La consigna es clara: “La guerra es la política por otros medios”. Estamos ante una guerra abierta del capitalismo por la construcción de su hegemonía, y en esa guerra no importa más que el capital. En palabras de François Houtart, “el capitalismo destruye las dos fuentes de su propia riqueza: el hombre y la naturaleza”. Nos enfrentamos a una política que le abre paso a sangre y fuego al libre mercado.
El libro se puede dividir en tres partes: la primera, donde se da cuenta del aparataje teórico utilizado a lo largo del texto; la segunda, donde se analizan los procedimientos, alcances y fines del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial; y, la tercera, dónde desde el punto de vista geopolítico se ofrecen las consecuencias humanas de lo expuesto, en que hace su aparición el concepto de “democracia disciplinaria” que le da título al libro.
La de Dávalos es una mirada provocadora e inquietante que redefine muchas de las concepciones que tenemos sobre la dinámica actual de la democracia, la violencia y los gobiernos de la región. De la misma manera, nos permite vislumbrar con mayor claridad la dinámica del neoliberalismo y los métodos bajo los cuáles se expande y se consolida, así como la situación de los movimientos sociales bajo esta nueva situación, todo bajo una visión de sistema-mundo capitalista.
Giovanny Araque Suárez
