Desarrollos alternativos. Alternativas al desarrollo. Una guía ante las opciones de cambio
Eduardo Gudynas
Ediciones Desde Abajo, Bogotá, octubre de 2023
212 páginas
El reciente libro de Eduardo Gudynas, investigador del Centro Latino Americano de Ecología Social (Claes), analiza las principales alternativas en el ámbito del desarrollo discutidas en los últimos años. El trabajo sigue la perspectiva de los estudios críticos del desarrollo, concibiéndolo como una exploración de los componentes más profundos en los que el mismo se sustenta.
Para el biólogo y autor uruguayo, existe una íntima relación entre las alternativas y las crisis. Teniendo en cuenta, de una parte, que enfrentamos un entramado de crisis, entrelazadas y superpuestas entre ellas, que transcurren a distintos ritmos y distintas escalas, Gudynas introduce el concepto de “policrisis” (por tanto las transformaciones deben ser más abarcadoras y profundas); de otra parte, define la situación actual como “necropolítica”, considerando que i) las opciones políticas convencionales se están agotando (son incapaces de resolver las crisis y tampoco atacan las causas profundas) y ii) la agencia moral, indispensable para identificar y rebelarse contra las injusticias, se desvanece; por tanto, todos somos potencialmente prescindibles: que las personas mueran en la pobreza o por la violencia no despierta ninguna indignación o solidaridad, la política deja morir a las personas y a la naturaleza en cuanto lo que importa es asegurar la rentabilidad del capital, el crecimiento económico y el progreso.
Según el especialista en “Buen Vivir”, “ambientalismo” y “alternativas al desarrollo”, la palabra “alternativa” encierra un doble sentido: i) opciones distintas entre las cuales escoger (en términos epistemológicos, conceptuales, metodológicos, técnicos y de políticas públicas); ii) disponer en libertad para poder hacerlo (ámbito político: las alternativas al desarrollo requieren un esfuerzo político, ya que emergen de debates que son políticos y requieren condiciones de libertad tanto para generar opciones alternativas como para escoger las preferidas y luchar por ellas).
El texto Desarrollo alternativos, Alternativas al desarrollo se “decanta” por el punto de vista ambientalista (conceptual, teórico, metodológico y técnico), dejando en un nivel secundario y de menor importancia la dimensión política. El propósito central de Gudynas es “considerar la estructura y funcionalidad interna de cada alternativa, y su correspondencia con sus propósitos” (p. 18).
En un texto publicado en 1997, el ecólogo social uruguayo afirmaba que “se debe repensar en el desarrollo, no solo en su globalidad, sino especialmente desde la realidad de América Latina”. […] “Todo esto exige de una nueva práctica política, no sólo con una dimensión ecológica, sino también que alcance las raíces de la dominación entre los hombres. Por ello, los ambientalistas demuestran una marcada preocupación por el tema del poder”*. Argumentaba en aquel entonces que “el movimiento ambientalista es político en un nuevo y más profundo sentido” (p. 105). Añadía que “la polémica entre la articulación del desarrollo y el ambiente, tiene muy vastas y profundas repercusiones políticas en América Latina”; y concluía: “Por ello, existe una ecología política que se está haciendo realidad” (p.112).
La ecología política es el estudio de las relaciones entre los factores políticos, económicos y sociales con los conflictos y cambios ambientales. Y difiere de los estudios ecológicos apolíticos al politizar los problemas y fenómenos ambientales. El ambientalismo “a secas” es la rama de la biología que estudia las relaciones de los diferentes seres vivos entre sí y su relación con el entorno: «la biología de los ecosistemas». En consecuencia, la evolución del pensamiento del biólogo uruguayo ha transitado el sendero desde la “ecología política” al “ambientalismo” (ver diagrama). En resumen el núcleo de la ecología política es el poder. En contraste, el núcleo del ambientalismo es el conocimiento.
Este camino simboliza y expresa la historia desde fines del siglo XX, esto es, las políticas del extremo darwinismo social que se conoce como neoliberalismo. La hegemonía neoliberal niega la existencia de las clases sociales y el antagonismo entre las oligarquías y las clases llamadas populares; en consecuencia, promueve la “armonía y la concertación” entre grupos sociales y reprime tanto la dimensión política de las luchas sociales como la historia crítica. Gudynas es consciente de la condición social actual: “en amplios segmentos de la población se disemina el alejamiento con la política” (p. 32).
No obstante, la participación política de la población en los temas ecológicos y ambientales es un derecho marcado desde la Declaración de Río de Janeiro en 1992. En el principio 10º se especificó: “El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación pública de todos los ciudadanos interesados, en el nivel que les corresponda”. En contraste, la hegemonía neoliberal sobredimensiona los “relatos” tecnocráticos a la vez que desvaloriza el pensamiento popular y la participación democrática directa. El mito “científico-tecnológico” se impone sobre los saberes ancestrales y las luchas de las clases trabajadoras y populares. Antagónicamente, la ecología política recoge las tradiciones emancipadoras y antisistémicas y les da mayor fuerza en cuanto es una crítica demoledora contra la lógica del capital y las instituciones que están a su servicio, el optimismo científico-tecnológico de los poderosos y ricos. La ecología política hace parte de la “democracia radical” enarbolada por los nuevos movimientos sociales anticapitalistas y anarco-comunistas.
El debate conceptual y metodológico emprendido por Gudynas en Desarrollos alternativos lo conduce al examen de diferentes alternativas concluyendo que en “las propuestas de cambio se mantienen conceptos y sensibilidades comunes a todas las variedades de desarrollo”. Según el autor, “eso lleva a plantear que las problemáticas que nos afectan no se resolverán pasando de un tipo de desarrollo a otro. Por el contrario, son necesarias alternativas que están más allá de cualquier tipo de desarrollo” (p. 129). Gudynas destaca las posturas del “Buen vivir” como una alternativa al desarrollo, ideas que se originaron desde América Latina en la década de 1980 (pp. 130-131).
Los capítulos 10 a 12 del libro Desarrollos Alternativos se dedican a la exposición argumentativa del debate conceptual, metodológico y técnico defendido por Gudynas. El autor afirma en el capítulo 10 “Propósitos, coherencias y correspondencias” que “es de enorme importancia analizar los fines y contenidos de las alternativas” (p.145). Por lo tanto, “las alternativas no pueden ser un mero agregado de componentes, los que pueden ser más o menos atractivos, sino que deben organizarse desde conceptos y sensibilidades que permitan encadenarlos, coordinarlos y secuenciarlos. El peso de esas ideas iniciales es determinante en configurar la estructura y los alcances de una alternativa” (p. 152).
Al final del libro, capítulo 13, Gudynas dedica 9 páginas al tema político de las alternativas. Después de describir los graves problemas sociales y ambientales que aquejan a los pueblos latinoamericanos, sumándose unos con otros bajo la dinámica de policrisis, el autor defiende la siguiente tesis: “es tan grave la (situación) que no hay tiempo para seguir insistiendo en ajustes y reformas dentro del desarrollo”. […] “Observamos que la política, en su amplio sentido, bajo los modos por los cuales está organizada y practicada por la Modernidad no ofrece soluciones para esas situaciones, sino que es parte del problema” (p. 199).
El autor cierra su libro postulando que “la construcción de alternativas frente a los desafíos actuales obligan nada menos que a la desobediencia. Se deben desobedecer los mandatos del desarrollo, del progreso o el de separar a la sociedad de la naturaleza. Igualmente es necesario romper a partir de la obediencia con el mito del crecimiento económico como justificativo de la depredación ambiental, o el de la aceptación de la pobreza y la violencia” (p.201).
El investigador del Centro Latino Americano de Ecología Social (Claes) circunscribe la política en el ámbito ecológico “tanto a generar opciones alternativas como en escoger las preferidas y luchar por ellas” (p. 201). El campo de lucha, de acuerdo con su planteamiento, es el sistema democrático representativa en el cual los ciudadanos conscientes eligen libremente a quienes defienden estas opciones alternativas que posteriormente se deberían transformar en políticas públicas. El ambientalista uruguayo no pone en cuestionamiento que el sistema político latinoamericano usa la palabra democracia como escudo para ejercer la dominación sobre las clases trabajadoras y populares. No obstante, Gudynas ya había denunciado al inicio de su libro a quienes sostienen que las alternativas son inaceptables en tanto pondrían en riesgo el desarrollo entendido como crecimiento económico, y que incluso pueden ser peligrosas. No puede obviarse, tampoco, que en esa actitud están quienes defienden sus privilegios políticos o económicos. (p. 13). Y habría que recordar, también, que son precisamente estos quienes de manera hegemónica controlan el poder económico y político, también los mecanismos procedimentales de la democracia delegativa.
* Gudynas, Eduardo. (abril de 1997). “Los ambientalistas ante el debate sobre la modernidad”, en: Revista Ensayo & Error, Año 1, Número 2, Bogotá DC, Colombia, p. 114.
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