Redes sociales y medios de comunicación

El libro Redes sociales y medios de comunicación, publicado en Colombia por Ediciones Desde Abajo, reúne un total de diez artículos, ocho publicados en distintas ediciones del mensuario Le Monde diplomatique, uno aparecido en la edición en papel del propio periódico desde abajo y otro más –“Entre redes, medios y anzuelos”– de carácter inédito, que estructuran un interesante aporte al debate sobre los dos conceptos del título, sus relaciones y su papel en la sociedad actual.

En estos tiempos de bulos, de extremismos, de intolerancias y exclusiones, una mirada crítica a esas redes y esos medios que lo invaden todo, en todas partes y a toda hora, es necesaria y pertinente para no comer cuento, para combatir la desinformación y para no caer en el agujero negro de las Gafam (1).

Sin entrar a debatir sobre si las redes que denominamos sociales lo son, o si los medios son realmente de comunicación, Redes sociales y medios de comunicación supone una mirada diversa y crítica a una realidad informacional que está ahí y que hay que intentar abordar con criterio para diferenciar el polvo de la paja en un panorama mediático cuyos emisores y contenidos se multiplican casi sin control y sin contrastar su valor informativo.

A la lucha de los medios para recuperar la confianza de sus seguidores (escuchantes, televidentes y, sobre todo, lectores) y para mantener o no perder su independencia, se ha unido un tercer frente: el poder de las redes virtuales para difundir información, sea o no cierta, y para llevarse los tan ansiados ingresos por publicidad.

En 2008, cuando las redes apenas estaban asomando, el profesor Campos Freire (2) ya adelantaba que su orientación, centrada más en el entretenimiento que en la información, debería ser la oportunidad para los medios de “recuperar el discurso y la práctica de la exigencia de la calidad con objeto de marcar una estrategia de la diferencia”.

Ese vaticinio sigue estando ahí y así. Pero los medios continúan en la tarea de redefinir su espacio y su lugar, mientras luchan contra sus propias crisis internas y contra esos ‘enemigos’ externos que le cuestionan. Las redes, por su número, dispersión, heterogeneidad y difusión infoxican y producen más desinformación que lo contrario, por lo que los medios deberían aprovecharlo para aventajarlas en lo informativo por calidad y responsabilidad.

Ramonet, Halimi, Pérez, Tréguer, Rimbert, Robert, Duclos, Chaves y el equipo desdeabajo aportan sus reflexiones para defender la razón de ser del periodismo –informar– y no caer fagocitados por esas redes y tecnologías que se presentaban como salvadoras pero en cuyo mito “trasluce la materialidad de un esquema operativo de remodelación del orden cultural, económico, político y militar del planeta” (Mattelart).

La in-formación está determinada por el valor del mercado y las tecnologías que lo gobiernan, así que reflexionar sobre ello y cuestionar su alianza para ofrecernos lo que quieren que consumamos, al menos desde un punto de vista de los medios para transmitir que hay otras vías posibles, es una labor que amerita un buen periodismo y unos medios críticos, independientemente de su influencia o de su poder de lectura.

El panorama mediático, dominado históricamente por las clásicas prensa, radio y televisión, ha cambiado radicalmente en los últimos años como consecuencia de la expansión casi sin límite de esas tecnologías móviles y digitales con todas sus aplicaciones y opciones de uso y acceso. Hoy tiene forma de red que todo lo atrapa y no ha dado, como se esperaba, muestras de democratizar el espacio virtual “como en todos los espacios en este mundo neoliberal dominado por el mercado y los beneficios económicos, la ilusión quedó rota porque las empresas tecnológicas dominan esa red y controlan, de una u otra manera, lo que se dice, cómo se dice y a quién llega” (Chaves).

Las pantallas nos invaden y con ellas los riesgos de desinformación y manipulación se multiplican. En esa luminosidad de escasas pulgadas, las redes virtuales operan como un enemigo más para el periodismo, como muchos otros habidos a lo largo de la historia. El último en añadirse a la lista, uno más, ha sido la inteligencia artificial, una herramienta infinitamente potente para lo bueno y para lo no tanto, que pone en cuestión el lugar del periodismo a la vez que vende hacerlo más cómodo (¿y mejor?).

Pero el mejor oficio del mundo nunca lo ha tenido fácil para sobrevivir, ya sea por causas políticas, económicas, sociales y, ahora, tecnológicas. Decían, por ejemplo, que el video mataría a la estrella de la radio. Y no lo hizo. También que los lectores de películas, analógicos o digitales, primero VHS, después DVD, matarían el cine. Y no lo hicieron. El periodismo, el bueno, sobrevivirá, pero tendrá que luchar y transformarse sin perder su esencia y superando esas barreras tecnológicas de las que nos advirtió García Márquez en 1996 en su conferencia ante la Sociedad Interamericana de Prensa “el oficio no logró evolucionar a la misma velocidad que sus instrumentos, y los periodistas se extraviaron en el laberinto de una tecnología disparada sin control hacia el futuro”.

En este panorama, los textos recogidos en este libro ayudan a aclarar el oscurecido camino por esa maraña tecnológica, abordando “un panorama mediático cada vez más extenso y concentrado, más influyente y menos controlable, que está siendo escenario de choques de poderes y de contradicciones y que requiere de un análisis menos superficial que el que acostumbran a realizar los medios masivos de difusión de noticias; como también requiere de una reflexión más pausada y profunda que la llevada a cabo por la mayoría de los políticos de las ‘democracias’ occidentales” (Chaves).

1. Acrónimo del repóker de las grandes empresas tecnológicas Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft.

2. Campos Freire, F. (2008): “Las redes sociales trastocan los modelos de los medios de comunicación tradicionales”. En: Revista Latina de Comunicación Social, vol. 11, núm. 63, 2008 http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=81912006023

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Información adicional

Una dupla condenada a entenderse que debemos cuestionar para comprenderla y abordarla
Autor/a: J. Ignacio ‘Iñaki’ Chaves G.
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente:
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